En un día soleado fue la pizca del amaranto rojo en el patio de la escuela, los niños disfrutaron desde transportar la carucha, tocar la tierra, descubrir la semilla entre sus manos y compartir entre risas la cosecha.
Una posibilidad de vivir la interrelación de todo lo que nos rodea, de sentir el latido de la Tierra y asombrarse de los ciclos de la vida.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario